El día que los sueños se materializan o se destruyen; la obtención de la licencia profesional para ser luchador…

Conteo de 20 segundos por Edrich Ballesteros

La lucha libre siendo un deporte de contacto, es sin duda una actividad de mucho desgaste físico, y para ello, quienes aspiran a ser llamados profesionales, deben prepararse arduamente desde el primer día que pisan un gimnasio como el último día previo al retiro, no hay de otra forma, porque cuando se ama algo, se le respeta y se tiene un compromiso.

Para ello, es necesario que un luchador tenga un documento que lo avale como profesional, y para ello, la Comisión de Lucha Libre de la Ciudad de México, cada año, aplica los exámenes correspondientes a los aspirantes a luchador, réferis, anunciadores y demás.

La cita es muy temprano, por los rumbos del Velódromo Olímpico, ahí, se ven los rostros de jóvenes y no tanto, que con ilusión llegan puntuales, se les ve nerviosos, ansiosos, pero todos con la determinación de salir adelante.

Una vez que se registran, comienza la realidad.

Ejercicios de acondicionamiento, de fuerza, de resistencia, bases de lucha olímpica, hacen que el cuerpo se desgaste, el clima no perdona, las sonrisas se van transformando en rostros de angustia cuando las piernas ya no pueden brincar más, cuando los brazos ya no pueden seguir empujando, cuando el corazón dice sí, pero el cuerpo simplemente ya no responde y todo eso, a la vista de los miembros de la Comisión que van calificando el desempeño de cada aspirante.

Cansados, con los sueños rotos algunos, otros aún conservando la ilusión, reciben las últimas indicaciones por parte de la Comisión, ya todo ha terminado, a esperar el resultado, a esperar para saber si de verdad están hechos para esto o mejor deben dedicarse a otra cosa, quizás aquellos que sean sinceros consigo mismo ya lo saben y ni siquiera aparecerán para conocer los resultados, otros, seguramente sentirán que la vida se les cae cuando les informen que no aprobaron, otros, los menos, sabrán que van por el camino correcto para un día, quizás no muy lejano, brillen como lo soñaron desde la primera vez que pisaron un ring.

Ser luchador no es fácil, nadie les regala nada en este examen, no importa cómo te llames, no importa quién sea tu profesor o de qué gimnasio vengas, quien no acredita dicho examen, debe considerar dejar el espacio para quien si tenga la capacidad o prepararse todavía mas fuerte para la siguiente ocasión, ahí se ve si hay o no determinación y hambre de triunfo…

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