El acoso y hostigamiento en la lucha libre

Conteo de 20 segundos por Edrich Ballesteros

En estos tiempos que vivimos, tan cambiantes, tan de protesta, donde las voces que han callado hoy buscan la forma de que sean escuchadas, y donde hay muchas causas por las que luchar, no podemos ser indiferentes ni dejar que todo siga igual.

Y es que más allá de las críticas que se les haga a las mujeres que han sido protagonistas de destrozos y agresiones, en la búsqueda del respeto y la igualdad, hay un punto muy interesante y que aplica a la lucha libre mexicana y quizás en otros lugares del mundo, y se trata del acoso y el hostigamiento en todas sus modalidades.

En nuestro país, existe la Ley General de Acceso a las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia, es una ley federal, es decir, que rige en todo el país y nos habla de la diferencia entre una y otra conducta (acoso y hostigamiento) siendo una de las diferencias principales es la subordinación.

Hablemos primero del acoso en la lucha libre.

El acoso es una conducta que pone en estado de indefensión a la mujer, como hemos visto casos como el de Scarlett Bordeaux cuando fue tocada de forma inapropiada por un aficionado en plena función, o de cuando La Hiedra fue besada sin su consentimiento por un youtuber, esos son casos públicos y de todos conocidos, pero también existen aquellos que quizás, causen el mismo o más daño, que es el de algunos mal llamados aficionados.

Hoy en día, las redes sociales son una importante herramienta para que las mujeres que se dedican a la lucha libre, se acerquen al público, den a conocer su trabajo, sepan dónde y cuando se han de presentar en alguna arena o función, habrá algunas que incluso, compartan parte de su vida diaria con el afán de agradar a sus seguidores, pero también existen aquellos que creen que el formar parte de los contactos de una persona, en este caso, de una luchadora, les da derecho de hacerles insinuaciones, propuestas, de enviarles imágenes no pedidas ni deseadas entre otras cosas y eso, para la ley, es un acoso.

Y es que seamos sinceros, una cosa es gritarles en una arena un montón de improperios como los que se dicen en las luchas y otra, es traspasar esa barrera y convertirse en un acosador y por lo tanto, en un potencial delincuente.

Muchos parecen no tener claro que las luchadoras son mujeres como cualquiera, son madres, son esposas, son hijas, son hermanas, y como todos los que forman parte del gremio luchístico, tienen la ilusión de convertirse en estrellas y ocupar un lugar en la historia del pancracio, sus redes sociales no son para recibir lo que ellas no han pedido, sino para que la gente se sienta cercana a ellas como afición, y nada más.

Y quizás esa sea la razón por las que muchas, prefieren no interactuar con la gente en esos medios y solo anunciar cosas que tengan que ver con su carrera y sus presentaciones, venta de productos oficiales y hasta ahí, porque entre más lejos ese tipo de personas que no muestran respeto alguno, mejor.

Por otro lado, el hostigamiento se basa en una subordinación, es decir, que quien la acosa tiene una jerarquía o poder sobre las personas, como lo son los promotores, pues si en algún momento, piden para ellos o para otras personas un favor de tipo sexual por parte de una luchadora con la promesa de ayudarles a encumbrar su carrera, eso, es un delito.

Muchas de ellas han guardado silencio, porque no quieren ser parte de un escándalo, otras porque simplemente no quieren crear una mala imagen de su persona hacia los aficionados que si valen la pena, otras porque como cualquier mujer, no saben como reaccionar en el momento y sufren en silencio esa violencia psicológica de quien las acosa y hostiga.

Nuestra labor como sociedad y como aficionados radica en no llevar a cabo estas conductas ni permitir que otros las realicen en detrimento de cualquier mujer, sea o no luchadora, tenemos que erradicar esos pensamientos y esas acciones donde la mujer es vista como un mero objeto y no como una persona, tenemos que valorar que ellas nos dejen acercar a través de una red social a su trabajo, pero entender, que no están ahí para buscar con quien salir o con quien intercambiar cosas que ellas no han pedido.

Seamos mejores personas, mejores aficionados y contribuyamos a que esto sea para todos, una mejor sociedad y un mundo libre de violencia de cualquier tipo para todas las mujeres…

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