La Parka y la lección detrás de su triste fallecimiento

Conteo de 20 segundos por Edrich Ballesteros

Este sábado se dio a conocer, el fallecimiento de quien por mucho tiempo, fuese conocido en el mundo luchístico y de la farándula como La Parka, esto, a consecuencia de una serie de complicaciones derivadas de su última lesión en donde fue intervenido quirúrgicamente en varias ocasiones y en donde al final, su lastimado cuerpo no pudo más y hoy ya descansa en paz.

La Parka será recordado como un ídolo de la lucha libre, ese que con su carisma podía hacer que la multitud se emocionara, ese que además de todo, de vez en cuando le veíamos luchar y demostrar que estaba preparado para estar sobre un ring, ese hombre que así como tuvo detractores, también tuvo gente que lo seguía y lo apoyaba, porque nadie es monedita de oro para caerle bien a todos, pero cuando se es honesto con uno mismo, la gente que vale la pena, es la que se queda al final.

A sus 54 años, La Parka recorrió las grandes plazas de la República Mexicana, se enfrentó a nacionales y extranjeros por igual, fue campeón en diversas ocasiones, ganador del Rey de Reyes de la empresa que le dio su respaldo, la Triple A, esa a la que tanto se ataca pero, tanto se sigue al mismo tiempo, esa que un día le dio el personaje que nunca más dejaría, y con el que se despidió de este mundo.

Pero todo es una enseñanza, y lo que sucedió con La Parka, es un ejemplo de los riesgos del luchador profesional, de que siempre que se sube al ring, no se sabe si se bajará en óptimas condiciones, y que al final, la lucha entre la vida y la muerte es mano a mano, por más que otros quieran intervenir, es una batalla que se desarrolla así, y en esta ocasión, el ídolo perdió.

La lucha libre mexicana ha ido cambiando con el tiempo, y con ello los riesgos, por eso, es importante que los luchadores nunca olviden que son humanos, que sangran, que se lastiman, y que pueden acabar en un hospital, en una silla de ruedas o en el panteón, por ese afán de querer encumbrarse entre el público a veces no tan conocedor.

Nadie, absolutamente nadie, le podrá quitar al luchador ese valor que corre por sus venas y que lo lleva a hacer movimientos y lances que ponen en peligro su vida, incluso, hasta el lance más sencillo significa un riesgo para quien lo realiza, y eso, no debe olvidarse.

La Parka perdió su lucha más importante, pero la perdió luchando, la perdió ante la gente que siempre le aplaudió desde que hacía su presentación en cualquier arena del país, la perdió ante los medios que no dejaron de estar al tanto de su salud, la perdió ante la tristeza de su familia y el desconsuelo de los aficionados, perdió, pero con la cara en alto porque sea como sea, lo que hizo en el ring siempre fue más importante y es con el recuerdo que nos quedamos quienes lo vimos y quienes disfrutamos de lo que hacía por nosotros, por que saliéramos contentos del lugar donde se presentaba, porque si algo hizo y que debe ser ejemplo para todos, es que él luchaba para la gente, no para él.

Descanse en paz La Parka y que su ejemplo sirva para otros…

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