El regreso del Hijo Pródigo

José Ernesto Alvarez Hernández | Columna invitada

Será el próximo  17 de septiembre cuando el coloso de Dr. Lavista y Dr. Lucio abrirá sus puertas para albergar cuantas almas permita la autoridad para el festejo del aniversario de la lucha libre en México y el Homenaje a 2 Leyendas, esta vez la monumental Arena México, homenajeará a su padre Don Salvador Luteroth González y a uno de sus hijos pródigos.

Ahí dentro volverá a retumbar el grito que nació hace 42 años, serán muchas aquellas voces que corearan por primera vez ese grito, ese nombre, y otros tantos que ahogaron ese grito por años lo harán una vez más en esa noche mágica, donde ese ring y esa lona volverán a sentir ese andar peculiar, esos pasos con menos kilos y más años que, sin embargo, son los mismos y únicos.

Muchos reconocerán al hombre que dejó sangre, sudor y parte de su vida en esa lona sagrada, en sus butacas, en sus pasillos, donde fueron varias las  noches que salió a hombros por sus memorables e innumerables victorias  y que lo vieron caminar con tristeza en las contadas derrotas, ese vestidor reconocerá al hombre de botas rojas, mallas negras con franja roja y a veces blanca, el singular chaleco y el icónico paliacate en la muñeca.

Pero no llegará solo, sobre el ring estarán los siete frutos que le ha dado la vida y que él a su vez se los ha dado a la lucha libre, ellos serán testigos de la grandeza de su padre, el hombre de Paredón Coahuila, ese que hace 42 años sentía que el mundo se le venía encima cuando entregó esa amada máscara a su gran amigo y desafortunado verdugo, en ese entonces ese joven de 26  años y cabello recortado que con asombro escuchó la exclamación del público al mostrar su rostro, ese mismo público  que lo arropo por años, que vio la evolución y crecimiento profesional del hombre que hoy ya es leyenda.

Desde el cielo sus grandes rivales, su verdugo Fishman, Villano III, su más grande rival Don Pedro el Perro Aguayo, sus grandes socios, la Fiera y el Mocho Cota escucharán nuevamente el grito que marco la presencia sobre el ring del luchador que con solo la mirada hacia enardecer al monstruo de más de diez mil cabezas, ¡CHICANA, CHICANA!, exclamará la Arena México, ante el retorno del hijo pródigo. Que sea una noche inolvidable.

CALIFICA ESTA PUBLICACIÓN

Puntuación: 1 de 5.
Si te gusta el contenido te invitamos a compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Privacidad
Abrir chat
¡En que podemos ayudarte?